EL BLOG DE SAMUELA lo largo de su vida, Samuel nos escribió numerosas cartas para animarnos en nuestro caminar con Dios. Su vida ha sido un ejemplo de servicio a Cristo, viviendo para extender el evangelio por Latinoamérica.
El ya está con el Señor, pero sus palabras siguen escribiendo nuestros corazones. |
Queridos Amigos de la Tercera Juventud:
Cómo se nos ha volado este último año del Siglo XX, ¿verdad? Increíblemente estamos entrando en la tan comercializada época navideña cuando muchos se olvidan de que Jesús es la razón principal de esta fiesta. Su origen cristiano se borra con el “ho-ho-ho” del gordinflón vestido de rojo con pelo y barba enorme de algodón que pregunta: “¿Qué quieres para Navidad?” Y desde los más chicos hasta los adultos tienen su lista – o escrita o en su mente. ¿Es esto lo que significa Navidad para nosotros? Yo creo que con la edad avanzada uno empieza a pensar más en dar que en recibir. Esto es bueno. “Mejor” dijo Jesús mismo. Pero ¿es esto el significado de la Navidad para nosotros? La familia reunida, el lechón horneado, el bacalao preparado tan especial, el pavo relleno, los postres abundantes…todo esto es bueno. Algunos de mis mejores recuerdos son de “Navidades pasadas”, como niño, luego como joven, después como padre…y ahora como abuelo. Comunión con amigos, pastorelas y posadas también son cosas muy, muy buenas. Pero ¿esto es todo lo que significa Navidad para nosotros? Pobres de nosotros si estas cosas buenas quitan lo esencial de esta fiesta cristiana, celebrada mal o bien por la mitad de la población del mundo. ¿Qué ES la esencia de la Navidad? A mí me gusta pensar en II Corintios 9:15 cada Navidad: “Gracias a Dios por Su Don Inefable.” Nosotros, la humanidad entera, deberíamos estar dando gracias a Dios por el Regalo tan sublime que Él nos ha dado. ¿Dónde se encuentra este Regalo Sublime? En uno de dos lugares, según Apocalipsis 3:20 que dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo.” O Él está en nosotros porque le hemos oído y abierto la puerta de nuestro corazón para Su entrada, o Él está todavía parado frente a esa puerta llamando y queriendo entrar en nuestra vida. Las posadas enfatizan esto cada año. Tantos lugares perdieron la bendición de Su nacimiento bajo su techo porque no le dieron lugar a José y María. Si no le damos lugar a Él, no entrará a la fuerza. El Don Indeciblemente Grandioso se humilla para entrar en nuestro corazón porque le invitamos, conscientes de Quién es El y dispuestos a darle el lugar principal en nuestra vida. Cuando este es el enfoque de la Navidad, todo lo demás es bendecido por Su presencia en nosotros, todo es bueno y provechoso para nosotros y los que nos rodean. No tengamos pena de dar a Jesús el lugar de honra y gloria en Su “Fiesta de Cumplesiglos.” Dos mil años han pasado desde que el Don Inefable fue dado como Isaías profetizó: “Porque un Niño nos ha nacido, un Hijo nos es dado…” (Isaías 9:6). Satanás trata de arruinar Su Fiesta con tantas otras cosas pero El sigue como la única y verdadera razón de la Fiesta. Sus enemigos no quieren reconocerlo como Admirable Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno y Príncipe de Paz, pero seguimos marcando el paso del tiempo con la fecha de Su nacimiento, y El sigue siendo el Don Inefable dado a los hombres, aunque muchos lo rechazan. Ojalá que le dejaran entrar en sus pobres corazones para que les transformara en Sus seguidores como algunos de nosotros ya lo hemos experimentado. Nuestro deseo es que Uds. pasen una Navidad muy rica en significado espiritual junto con los suyos. Sus amigos, Samuel y Cari Dichosos los que van por caminos perfectos, Queridos amigos del Camino: ¿Cómo va este nuevo año de caminata? Es bueno celebrar la Encarnación del Hijo Eterno, y el fin de un año, para empezar otro año con sus ciclos, sus expectativas y sus sorpresas. Pero es tan fácil seguir igual que el año pasado. El año nuevo significa solamente un número más en la fecha en realidad. Durante este año vamos a cumplir otro año de vida. Estamos más cerca que nunca a Su Venida por nosotros o nuestra partida para estar con El. Necesitamos tomar un tiempo para evaluar nuestra vida, hacer correcciones, poner metas y planear el año. ¿Lo has hecho este año? Espero que sí. Un buen pasaje para recordar cuando estás pensando en metas es Josué 1:7-9: “Solamente sé fuerte y muy valiente; cuídate de cumplir toda la ley que Moisés mi siervo te mandó: no te desvíes de ella ni a la derecha ni a la izquierda, para que tengas éxito dondequiera que vayas. Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito. ¿No te lo he ordenado yo? ¡Sé fuerte y valiente! No temas ni te acobardes, porque el Señor tu Dios estará contigo dondequiera que vayas.” Dios dijo esto a Josué en su comisión personal después de la muerte de Moisés. Todo el peso de la tarea de ser el líder del pueblo descendía sobre este hombre que había caminado en la sombra de Moisés por 40 años. Delante de él y el pueblo de Dios estaba la Tierra Prometida. Sólo les tocaba conquistarla. Había un sólo secreto para la prosperidad en su camino y el éxito en su campaña: guardar la ley de su Dios. No es suficiente saberla ni entenderla. Para lograr la victoria es menester hacerla. Suena como lo que Jesucristo encomendó a Sus Apóstoles en Mateo 28:19,20: “Por lo tanto, id y haced discípulos a todas la naciones, bautizándoles en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (margen: siglo). Nosotros también estamos ante una tarea enorme. Necesitamos aprender el secreto de Josué para llevar a cabo la voluntad de Dios en nuestra generación y campo de acción. La prosperidad prometida no era material ni el éxito profesional. Era para cumplir la voluntad de Dios para su vida. Era para hacer su contribución en el Plan Eterno de Dios para salvar a este mundo y establecer Su Reino en toda la tierra. Básicamente esto es lo que significa prosperidad y éxito para nosotros hoy en día también. Por lo tanto, debemos ser personas que siempre tenemos la Palabra de Dios en nuestra boca, meditando en ella día y noche. Así podremos hacer todo lo que ella dice y hacer discípulos de Cristo que harán todo lo que El ha mandado. No hay duda de que Dios quiere que prosperemos y tengamos éxito en nuestra vida material. Pero si no estamos creciendo, si no estamos llevando fruto en nuestra vida espiritual, si no estamos buscando el Reino de Dios primeramente, las cosas materiales no van a venir de El (Mateo 6:33). En Deuteronomio 17:14-20 hay unas instrucciones para los futuros reyes en Israel. Nos muestran cómo podemos practicar el secreto de una vida basada firmemente en la Palabra de Dios. Versículos 18 y 19 dicen: “Y sucederá que cuando él se siente sobre el trono de su reino, escribirá para sí una copia de esta ley en un libro, en presencia de los sacerdotes y levitas. La tendrá consigo y la leerá todos los días de su vida, para que aprenda a temer al Señor su Dios, observando cuidadosamente todas las palabras de esta ley y estos estatutos.” La promesa de Dios, si el rey lo hiciera, fue un reino prolongado para él y sus hijos. David tenía ese deseo de oír, leer, meditar y estudiar la Palabra de Dios todos los días de su vida (Salmo 27:4). Pocos reyes siguieron su ejemplo y prosperaron como Dios había prometido. Los dem ás sembraron las semillas de la ruina de la nación. Hoy no tenemos necesidad de escribirnos una copia de la Biblia. Todos tenemos una o varias copias. Pero, ¿la llevamos con nosotros? ¿Leemos algo de ella cada día? ¿Estamos guardándola cuidadosamente en la práctica? Para nada servirá tener una biblioteca llena de traducciones de la Biblia, comentarios de expertos o estudios bíblicos, si no los estamos leyendo y haciendo. Espero que uno de tus propósitos para este año sea leer las Escrituras cada día y tomar tiempo para escuchar a Dios y platicar con El. No hay nada más normal y saludable para la vida de un hijo de Dios ya que El prometió estar con nosotros todos los días. El año pasado muchos leyeron toda la Biblia. Usaron la guía de preguntas para estimular la meditación. Creo que muchos lo van a hacer de nuevo. Otros han pedido copias de las preguntas para este año. Si tú tienes tu propio programa con más o menos los tres capítulos diarios, eso está muy bien. Sólo quiero animarlos a todos a que lean diariamente y que mediten en lo que leen. Las preguntas de Saulo cuando Cristo se reveló a él en el camino a Damasco son buenas para la meditación: “¿Quién eres, Señor? ¿Qué quieres que yo haga?” Estas preguntas nos ayudarán a sacar el jugo de cualquier lectura bíblica. El problema mayor para los que hacemos metas para el año, no es el deseo sino la disciplina para hacerlo todos los días. Hay días que son un desastre desde los primeros momentos hasta los últimos, cuando no podemos hacer lo que nos propusimos lograr. Si tenemos una actitud legalista vamos a tratar de lograr la meta…y luego sentir culpabilidad o abandonar el proyecto cuando por el cansancio nos quedamos dormidos. Pero la disciplina no debe ser legalista. La disciplina planea el día para lograr los objetivos o para recuperar al día siguiente para no estar desanimados con pequeños fracasos. De hecho la falta más grande de muchos es no planear el día, asignando tiempo para todo lo que es importante, practicando el principio de la prioridad en todas las actividades. Si no es esencial la lectura de la Biblia, no va a tener la prioridad entre nuestras actividades que merece. “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” es una demostración de la importancia de la Biblia para el creyente. Sabemos muy poco de la vida devocional de nuestro Señor Jesús. Sabemos poco de las prácticas devocionales de los apóstoles. Yo creo que Dios lo hizo así para que no siguiéramos ciegamente sus prácticas sino que buscáramos cómo hacerlo en nuestro tiempo. Tenemos tantos recursos y maneras de leer la Biblia hoy en día que ellos no tenían. Y aún así, muchos no la leen todos los días. Aunque yo soy un anticuado que lee y estudia la Biblia impresa, yo sé que hay programas de lectura, estudio y oración en el Internet. Hay páginas web con grandes ayudas para la vida devocional. Estoy convencido de que este mundo podría ser evangelizado rápidamente con los recursos disponibles. Lo que nos falta es gente que llena los requisitos de la prosperidad y el éxito… leyendo, meditando, haciendo y compartiendo la Palabra de Dios todos los días. La falta de compromiso con Dios se nota en cómo desaprovechamos las Escrituras en nuestra vida diaria. Deberían de ser nuestra comida, nuestra guía, nuestras armas espirituales y nuestra meditación constante. Entonces podremos andar en victoria, abundancia y éxito. Y Su Nombre será santificado, Su Reino vendrá a nuestro ambiente y Su voluntad será hecha en nuestras vidas. Abrazos, Samuel Clark ORACIÓN:Señor, Hoy renuevo mi compromiso contigo. Quiero ser constante en demostrar mi amor a ti leyendo y meditando tu Palabra. ¿Cómo podré conocerte y amarte si descuido La Biblia? Te pido perdón por no hacer una prioridad mi comunión contigo. Abre mis oídos para escucharte, permíteme descubrirte en cada versículo. Aumenta mi fe y mi pasión por seguirte. Y que a medida que lea, que tu Espíritu Santo me transforme a imagen de tu Hijo. Amén MATERIAL ADICIONAL
Puedes descargarte la carta:
El que es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; Queridos Amigos del Camino: Vivimos en un tiempo que sólo se fascina con algo espectacular, sólo se mueve si es grande la idea, sólo teme a los grandes enemigos. En fin, no da importancia a las cosas pequeñas. Me interesa mucho la grandeza del universo, de algunos soles y planetas que podemos ver con telescopios gigantes. Pero me fascina lo que se ve con microscopios y la habilidad de engrandecer lo que es pequeñísimo para que lo veamos. En la Biblia hay enseñanzas espirituales que se enfocan en tanto el peligro de “cosas pequeñas” y la importancia de “cosas pequeñas” para nuestra vida espiritual (y para Dios). Primeramente, quiero mostrar lo que he descubierto acerca de la potencialidad para el bien en mi vida de algunas “cosas pequeñas”. “Pequeñas victorias” – Dios dijo a Su pueblo Israel que iba a darles la tierra de Canaán ocupada por muchos pueblos feroces y crueles, pero les dijo, “El Señor tu Dios echará estas naciones de delante de ti poco a poco; no podrás acabar con ellas rápidamente, no sea que las fieras del campo lleguen a ser demasiado numerosas para ti” (Deu. 7:22). Así es nuestro crecimiento en la vida cristiana, no hay cambio instantáneo que libra la vida de todos los hábitos malos. Es poco a poco, victoria a victoria, un cambio progresivo durante años. No debemos despreciar esas victorias pequeñas. Es la verdadera vida cristiana que se vive con paciencia. Da gracias por esas victorias y sigue hasta llegar a ser más como Cristo cada año. El Profeta le regaño al Rey Saúl cuando desobedeció a Dios. “¿No es verdad que aunque eras pequeño a tus propios ojos, fuiste nombrado jefe de las tribus de Israel y el Señor te ungió sobre Israel?” (I Sam. 15:17). La humildad fue lo que Saúl tenía antes, pero ahora se atrevió a desobedecer al Señor y fue el comienzo de su caída. El orgullo en los que quieren servir a Dios arruina más vidas que los vicios grandes. Cuidado con el orgullo con tus victorias o dones. “Porque ¿quién te distingue? ¿Qué tienes que no recibiste? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido?” (I Cor. 4:7). El joven pastor David pudo vencer al gigante Goliat porque su confianza estaba en Dios y Su poder (I Sam. 17:45-51). Una Viuda sólo tenía un poco de harina y aceite. Iba a usarlo para una última comida con su hijo cuando el profeta Elías, con la dirección de Dios, le pidió que le hiciera primero una comida para él y después para ella, con la promesa divina que no faltaría ni harina ni aceite durante todo el período de sequía (I Reyes 17:12-16). Ella creyó, obedeció, y Dios contestó. Nunca le dio mucho más, sólo día a día lo que necesitaba. Así el Señor nos da poder para Su servicio según la necesidad. Un poquito es suficiente cuando El promete suplir. Ahora, quiero compartir lo que aprendí del peligro de “cosas pequeñas” en la vida. Proverbios 6:10 dice que un poco de sueño y descanso abre la puerta para la pobreza. ¿Por qué? Una pequeña siesta en el tiempo cuando se necesita trabajar es el peligro. Ser un perezoso es peligroso. No parece tan mal, pero roba tiempo de las tareas necesarias para el éxito. Es muy parecido a las adicciones a la T.V. o al Internet de nuestra cultura actual. Las horas perdidas se amontonan sin que uno se dé cuenta. Esto es cierto en el trabajo secular y en la vida espiritual. Para dar la vida a otros como Cristo lo hizo, tenemos que dar tiempo a las cosas de Dios. El tiempo es vida. ¿A qué le das tu tiempo? “...Él puso Su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos” (I Juan 3:16). En Cantar de Cantares oímos al esposo decir a la esposa que necesitan ir a los campos a cuidar la viñeda de “los pequeños zorros” que estaban robando la cosecha (2:15). Pequeñas debilidades de carácter son pequeños zorros en tu vida espiritual que te roban del fruto que quieres dar al Señor. Es necesario levantarnos más temprano para tener tiempo con Dios en su Palabra para descubrir estos pequeños zorros en nuestra vida. Ese tiempo temprano con Dios es cuando más me habla y me veo en el espejo de Su Palabra. Hay buenos libros que nos ayudan, pero deben ser secundarios a la Biblia misma. “Señor, ¿qué quieres que yo haga” (Hech. 9:6). Las pequeñas moscas muertas en el perfume lo echan a perder (Ecl. 10:1). Así, “un poco de insensatez pesa más que la sabiduría y el honor” en la vida de uno que ayuda a otros a crecer en su vida personal. ¿Qué son esas “moscas”? Una que me ha afectado es el humor negro de este mundo. Yo casi no puedo contar chistes porque se me olvidan las frases claves, pero las frases claves de los chistes “un poco malos” nunca se me olvidan. Curioso, ¿verdad? Creo que el diablo tiene algo que ver con esto y tiene una pequeña entrada a nuestra mente que puede usar para meter mucho mal. Debe ser igual con la pornografía que usa los anuncios de la T.V. para despertar un deseo de más. “Limpiémonos de toda inmundicia de la carne y del espíritu” (2 Cor. 7:1). “Un poco de levadura leuda toda la masa”, o sea, la mala doctrina (Gál. 5:9), o el pecado en un grupo (I Cor. 5:6). El poder del mal en el corazón es que crece, se multiplica. Sólo se ocupa un poco de arsénico diariamente para asesinar a alguien. ¿Por qué no apreciamos las cosas pequeñas? Porque creemos que nadie las ve y que no son necesarias para lograr nuestros planes. Pero Dios las ve y todo lo que se hizo mal será juzgado en el Tribunal de Cristo cuando todo se descubrirá, lo bueno y lo malo (Heb. 4:13). Es por esto que “el temor de Dios es el principio de la sabiduría” (Prov. 1:7) en todas las cosas de Dios. La fidelidad en cosas pequeñas es señal de fidelidad en mayores responsabilidades (Lucas 16:10 y 19:17). Dios ve esa fidelidad porque todo lo ve. Es tan importante saber y creer esto, amigos. Los hombres sólo ven lo grande, pero Dios ve cómo se hizo y muchas veces allí está la falla porque se hizo al estilo del mundo, engañando, maltratando a otros, egoístamente, etc. Recuerden, las cosas pequeñas son importantes para Dios porque El busca la integridad, la totalidad de nuestra vida. “Por tanto, sean Uds. perfectos, como su Padre celestial es perfecto” (Mt. 5:48). ¿Por qué no haces tu lista de cosas pequeñas buenas que necesitas buscar, y cosas pequeñas peligrosas que debes evitar? Hay mucho en la Biblia acerca de ellas. Búscalas y aprende a apreciarlas. Abrazos, Samuel
ORACIÓN:Señor: Enséñame, ayúdame a ser fiel en lo poco y a buscarte en la cotidianidad de mi día. Dame sabiduría para usar mi tiempo conforme a mi llamado, tu Santa Voluntad. Quiero tenerte presente en cada cosa que hago, haciendo todo por tí, para ti y contigo. Deseo que tu Espíritu Santo sea mi compañero: abre mis oídos para escuchar su voz y seguirte. Ayúdame a desarrollar un carácter firme, para alcanzar el dominio propio que necesito. Quiero asignarle el verdadero valor a las cosas, y vivir conforme a tus prioridades, siempre. En el nombre de Jesús, Amén. Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna. Queridos Amigos del Camino: Un fenómeno moderno está tratando de quitar las cruces de templos, santuarios, edificios de organizaciones cristianas y aun de lugares dedicados a la sepultura de cristianos en varios países donde la fe cristiana se está desapareciendo. Lo que es precioso para el creyente en Cristo es “ofensivo” a los ateos y religiones anti-cristianas. Así fue en el mundo bajo el Imperio Romano hasta la conversión del Emperador Constantino al cristianismo. De repente las cruces eran aceptadas y prominentes en las basílicas públicas designadas como lugares para la adoración de Jesucristo. De nuevo el mundo pos-cristiano está rechazando la Cruz y el cristianismo que la usa para recordarnos lo que ella significa para nosotros: el amor de Dios. “Porque de tal manera amó Dios al mundo que dio a Su Hijo Unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Cada vez que vemos una cruz debemos recordar y predicar el amor de Dios que mandó a Su Hijo a morir en una cruz por todos nosotros. Por esto digo con Pablo: “No me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree...” (Rom. 1:16). Porque el Evangelio (las Buenas Nuevas) es que “...Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (I Cor. 15:3,4). Por esto Pablo dijo a los corintios: “Cuando fui a vosotros, hermanos, proclamándoos el testimonio de Dios, no fui con superioridad de palabra o de sabiduría, pues nada me propuse saber entre vosotros, excepto a Jesucristo, y éste crucificado” (I Cor. 2:1,2). Si no hay una cruz con Su muerte, Su sangre derramada, Su vida entregada por nuestros pecados, no hay cristianismo, no hay perdón, no hay salvación de la condenación sobre todos los pecadores. La Cruz de Cristo es la base del plan divino para salvar a los que creen en Cristo para ser salvos. Esta cruz hizo su obra hace casi 2000 años y todavía es la única respuesta divina para la salvación de la condenación eterna. Tenemos que confiar en Aquel que fue crucificado para recibir luego Su perdón y vida nueva. Esta vida resucitó de la tumba victoriosa sobre la muerte. Lo que sucedió hace tanto tiempo era necesario para perdonarnos hoy y darnos vida nueva eterna. Esta es la importancia de la cruz en el mensaje del Evangelio. Es indispensable, hermanos. Su muerte pagó el precio del pecado para todos los que creemos y por eso somos libres de la pena de muerte (Rom. 6:23). La siguiente verdad también se basa en Su muerte en la cruz. Romanos 6:3,4 dicen: “¿No sabéis que todos los que fuimos bautizados en Jesús el Cristo, fuimos bautizados en su muerte? Por tanto, fuimos sepultados juntamente con El para muerte por el bautismo, para que así como el Mesías fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en novedad de vida.” Esta verdad de nuestra muerte CON El en Su cruz nos libera del poder del pecado sobre nuestra naturaleza humana heredada de Adán y Eva. La segunda verdad es que ya somos libres de la esclavitud al pecado (Rom.6:6,14-18). Por la cruz tenemos libertad de la pena de muerte y el poder del pecado en nuestra naturaleza humana. El capítulo 8 de Romanos explica cómo el Espíritu de Vida en Cristo Jesús nos libera de la ley del pecado y de la muerte (8:2-9). Por eso celebramos esta libertad cada vez que vemos una cruz. Pero nuestra cruz es la que tenemos que aceptar y llevar hoy, todos los días, para que nos libre de la vida carnal, egoísta, natural que llevamos gracias a nuestros padres Adán y Eva. Esta es la cruz del discipulado de Cristo que nos libra del poder del “viejo hombre”, cautivado por los pecados de la naturaleza humana heredada de los ancestros. Por esto, el llamamiento de Cristo a los que creían en Él era: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.” En esta entrega de nuestra propia vida para vivir la vida de Cristo tenemos una cruz diaria que es necesario llevar para seguirle. Cuando uno cree en Cristo el Espíritu Santo produce en él “el querer” seguir a Cristo y también “el hacer” (Fil. 2:13). No tenemos ni el deseo ni el poder en nuestra propia naturaleza floja, egoísta, mundana y espiritualmente débil en cuanto a las cosas que Dios quiere. Pero Filipenses 4:13 dice que “todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” Hay cuatro pasos básicos que debemos tomar: querer, decidir, negarme a mi YO, llevar mi cruz de obediencia, y seguir Su ejemplo y Palabra. Cuando llevamos nuestra cruz nos identificamos con aquella victoria sobre el diablo, la muerte, el pecado y el mundo en el Calvario hace tantos años, y esa identificación se hace verídica, como dijo Pablo, “Con Cristo estoy juntamente crucificado y ya no vivo yo, mas Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” (Gal.2:20). Lo que El hizo por nosotros sigue dándonos Su vida cada día, como una fuente de vida en nosotros. Si nunca has entendido la importancia de la Cruz de Cristo, hoy puedes aceptar esta verdad de la salvación en Cristo, poniendo toda tu confianza en lo que Dios hizo por ti en aquella cruz, y desde ahora la puedes ver como el ícono del amor de Dios que hizo posible tu salvación eterna. No creas en ningún otro mensaje sino el del Cristo crucificado y resucitado. Esta es la única base de la verdadera paz con Dios (Rom. 5:1) y la victoria sobre el pecado. Si estás tratando de seguirle por tus propias fuerzas humanas, nunca vas a poder ser un verdadero discípulo de Cristo hasta que llevas tu cruz donde tus ideas, gustos, fuerzas y debilidades están crucificadas con El. No hay otro camino. Solo así fluirá Su vida por el Espíritu por todo lo que haces por y con El. Abrazos, Samuel
ORACIÓNSeñor, gracias por tu muerte en la cruz, por tu entrega de Amor y compasión por mi vida. Haz que nunca me acostumbre a este grandioso milagro: Me diste Vida Eterna perdonando mis pecados. Gracias por tu sangre derramada, por tu obediencia y eterna misericordia. Gracias por salir a mi encuentro y alcanzarme. Hoy Señor, renuevo mi llamado. Cargo mi cruz y me comprometo a seguirte, a cumplir con obediencia tu mandato a conocerte, amarte y darte a conocer. Todo esto Padre, te lo pedimos en el nombre de Jesús. ¡Amén! Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen. Queridos Amigos del Camino: Las guerras son terribles consecuencias de las pasiones y la codicia (Stgo.4:1,2). Hoy hay guerras y rumores de guerra en tantos países donde estos dos vicios carnales están creando una hoguera que puede encenderse con cualquier chispa intencional o accidental. Hay muchas tragedias que resultan de las guerras; también hay historias que brillan en la oscuridad como fuertes testimonios del amor de Dios que vence el odio, la pasión y la maldad. En el ataque de los japoneses a la flota marina americana en Pearl Harbor, Hawái el 7 de diciembre de 1941, el piloto japonés que dirigió el ataque era Mitsua Fuchida. El sobrevivió los años de guerra como héroe de su nación. Poco después del infame ataque, los americanos montaron en represalia un ataque sorpresa de bombarderos a ciudades militares e industriales. Todos los aviones fueron dirigidos por voluntarios que sabían que probablemente no regresarían vivos a su país. Uno de los tripulantes fue capturado por los japoneses que con odio y crueldad le torturaron por casi cuatro años. Se hizo una película de su experiencia llamada “Inquebrantable”, y yo diría que era un hombre escogido y protegido por Dios. No era cristiano cuando fue capturado pero consiguió una Biblia en inglés y la leyó muchas veces. Llegó a la conclusión que Jesucristo es el único Salvador del mundo y que puede cambiar vidas y países. Cuando salió de la prisión, mal herido y enfermo, regresó a EE.UU. y estudió para ser misionero. Volvió a Japón para predicar el Evangelio de Jesucristo a sus enemigos de antes. Hizo un panfleto de su historia y lo repartía en las estaciones de trenes. A cualquiera que quería platicar con él le evangelizaba. Su vida es un gran testimonio del poder del amor y el perdón por Cristo que había experimentado y que ofrecía a los japoneses. Un día Mitsua Fuchida salía del tren de Tokyio y recibió el folleto. Lo leyó, y por curiosidad y el deseo de entender cómo uno puede perdonar a sus enemigos, compró una Biblia. La leyó de principio hasta llegar a aquella historia de la crucifixión de Jesús. Cuando llegó al versículo que dice que Jesús clamó “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34), él creyó y escribió un libro llamado “Desde Pearl Harbor al Calvario”. Dice que en este versículo entendió por qué vino Jesús al mundo y por qué murió en la cruz, y aceptó el don del perdón y la vida eterna. Luego se dedicó a evangelizar a su nación y otras naciones por el resto de su vida. Dos de mis mentores lo conocieron. Bob Boardman usaba el tratado de Jake De Shazer mucho y me regaló muchos para distribuirlos en Okinawa. Jim Downing (ahora de 102 años) estuvo en el ataque de Pearl Harbor. Tuvo varias entrevistas con él cuando era oficial de la Marina de EE.UU. en el Pacífico. Cosas buenas suceden en circunstancias difíciles cuando Dios está guiando las vidas con Su propósito eterno para el bien de muchos. Estos ejemplos nos deberían animar a ver al mundo no cristiano como nuestra tarea, aún los enemigos que nos odian. Todos los incrédulos son candidatos para el Reino del Cielo. Un amigo los llama “los que aún no han creído”. Esto es lo único que nos interesa: tienen que oír y creer para ser nuestros hermanos en Cristo. Lee Romanos 10:13-17 para ver uno de los más lógicos y convincentes documentos para la necesidad de misiones a países no cristianos, y del evangelismo en nuestro propio país, ciudad y círculo de contactos. Dios usó este pasaje para convencer a mi mentor, Bob Boardman, a regresar como misionero a Okinawa donde él fue herido y casi murió, y luego a Tokyo por 30 años, ministrando el perdón a sus antiguos enemigos. Con un amor sobrenatural hacía discípulos japoneses que ahora dirigen la obra Navegante en Japón El me influyó más que cualquier otra persona a ser misionero entre los que no creen en Cristo todavía. Hay otra historia de los campos de prisioneros en Europa de los judíos y de cualquiera que no cooperara en la captura de ellos. Muchas familias cristianas daban a los judíos un lugar para esconderse de sus verdugos. Una familia de holandeses escondió a muchos judíos por años. Por fin fueron descubiertos y enviados a los campos de concentración para ser obreros en fábricas de bombas y otras armas de guerra, o ser ejecutados. Falleció el anciano padre pero las hermanas se quedaron juntas por unos años, hasta la muerte de la mayor. La menor se llamaba Corrie ten Boom. En los sufrimientos su fe en Cristo se fortaleció y pudo ayudar a muchas mujeres a creer en el Señor en ese tiempo de sufrimiento cruel y amenaza de muerte constante. Milagrosamente sobrevivió. Un poco antes de la liberación por las fuerzas aliadas, y estando Corrie en la lista de mujeres a ser ejecutadas en la cámara de gas, por un error de secretaria fue puesta en libertad y pudo regresar a su país. Después de la guerra se dedicó a dar su testimonio y llevar a otros a creer en Cristo. Una noche en una iglesia habló del perdón de Dios, y dio la invitación a los que querían recibir a Cristo y ser perdonados. Un hombre se acercó a Corrie. ¡Era uno de los soldados más crueles en su maltrato de las mujeres! Le pidió a Corrie perdonarlo. Fue un momento de terrible lucha en su propio corazón. Lo único que le dio el poder para hacerlo era el hecho de que Cristo le había perdonado a ella. Pudo perdonarlo, estrecharle la mano y orar con su ahora hermano por El por el poder perdonador de Cristo. Si hemos sido perdonados debemos y podemos perdonar. Si no hemos perdonado a otros no podemos pedir a Dios que nos perdone nuestras faltas. El Padre Nuestro afirma que ya hemos perdonado a otros cuando pedimos el perdón del Padre (Mt.6:12,14,15). Tal vez lo que nos falta es darnos cuenta de cuánto nos perdonó Dios cuando venimos a Cristo como pecadores. Marcos 11:25 es el pasaje más claro sobre este deber de perdonar para ser perdonado. “Y cuando estéis orando, perdonad si tenéis algo contra alguien, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestras transgresiones.” Llegar a ser como Cristo implica primero que debo perdonar como Cristo. Es lo que abre la puerta de nuestro corazón para recibir Su amor en plenitud. Abrazos, Samuel
ORACIÓN:Señor: Ayúdame a perdonar a mis enemigos. Dame tu Gracia para verlos con tus ojos, amarlos con tu Amor y compadecerme de ellos al igual que Tú lo has hecho conmigo. Haz el milagro de cambiar mi corazón, moldéalo conforme al tuyo. Quiero ser libre del rencor y del dolor... Hoy decido perdonar y abandonar todo deseo de venganza. Dejo todo en tus preciosas Manos, sana mis heridas y lléname con Tu Gracia. En el Nombre de Jesús. ¡Amén! En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti. Queridos Amigos del Camino: Tengo la impresión de que la mayoría de los cristianos, y aun de discípulos avanzados, creen que la tecnología moderna ha tomado el lugar de la memoria como el mejor depósito para llevar las Escrituras. Ya vemos pocas Biblias y cuadernos en reuniones y aún en estudios bíblicos. Todos sacan sus aparatos electrónicos y comienzan a leer o escribir. Ahora, no estoy en contra de estas maravillosas invenciones. (Yo mismo, por fin, estoy aprendiendo a usar un iPad para correos electrónicos y lectura de documentos.) Tener la Palabra de Dios en el aparato es buena manera de tenerla siempre al alcance. Pero si estos fantásticos aparatos nos quitan la costumbre de memorizar, repasar y recordar la Palabra de Dios, creo que estamos en peligro de perder algo sumamente valioso. Un autor y maestro bíblico escribió: “No conozco ninguna otra disciplina en la vida cristiana que sea más provechosa, hablando prácticamente, que la memorización de las Escrituras... Su efectividad en la oración será fortalecida. Su testimonio será más poderoso. Sus consejos serán de mucha ayuda. Su actitud y esperanza serán cambiadas. Su mente será más alerta y sensible. Su confianza y seguridad serán más fuertes. Su fe será más solidificada” (Charles Swindoll). Este autor recibió ayuda de Los Navegantes como Marino en Okinawa en los años 50 y todavía memoriza las Escrituras. Yo puedo decir lo mismo. Aprendí esta disciplina en Okinawa también y ha sido de enorme beneficio en mi vida. No veo cómo ningún aparato electrónico me podría ayudar como me ha ayudado la memorización de las Escrituras. ¿Por qué es tan difícil lograr que los cristianos en la América Latina acepten que no hay substituto para esta disciplina espiritual? Tal vez es porque mucho de la enseñanza en las escuelas fue por este método. O tal vez es porque muchos rechazan esta disciplina como un legalismo. La diferencia entre disciplina y legalismo es la motivación. La disciplina está arraigada en los beneficios que uno recibe y que uno quiere obtener a cualquier precio. El legalismo está basado en una idea equivocada que asegura a todos que si uno hace tal o cual cosa, Dios tiene que bendecirle. Esto no es cierto, pero por este motivo muchos confían en un sistema legalista. El resultado es nulo, pues, Dios no opera con la Ley sino por la Gracia – tú haces algo por fe y amor, y Dios te recompensa por tu amor obediente con un mayor conocimiento de El (Juan 14:20). Algunos autores, consejeros y conferencistas dicen que la memorización es sólo una manera de manipular a Dios usando promesas del Antiguo Testamento, como Salmo 1:2,3 y Josué 1:8. Debemos recordar que el fenómeno mayor del Siglo XVII fue la invención de la imprenta y que antes que ese gran invento, poquísimas personas tenían acceso a la Palabra de Dios escrita y dependían de la memorización para poder hacer cualquier ministerio. Desde los tiempos de Moisés hasta hace unos 400 años, la memoria era casi la única manera de mantener viva la Palabra de Dios en el corazón. Vemos en el Nuevo Testamento cuántas veces Jesucristo citó la Palabra de Dios al pie de la letra, memorizada en la sinagoga y la casa. Pablo citó muchísimos pasajes también y algunos pasajes del mensaje oral que aprendió de aquellos primeros discípulos. Además, muchísimos testigos todavía vivían cuando los Apóstoles andaban predicando el Evangelio. Los ciegos y la gente que no lee o no tiene mucha posibilidad de leer tienen una marcada capacidad de aprendizaje y memorización. Esa capacidad se ve poco hoy en día. Aprendemos de libros y ahora más y más de las computadoras y aparatos electrónicos. No tenemos que recordar, siempre podemos acudir a esas fuentes de datos. La Biblia nos dice que debemos “grabar las palabras en las tablas de nuestro corazón” para tenerlas en cualquier momento, aun cuando no es posible, o permitido, usar nuestros aparatos. Hay situaciones cuando lo único que podemos acceder son los versículos que hemos memorizado. Serán nuestra comida, fortaleza, confianza y esperanza en las pruebas de la vida. Recuerdo los testimonios de prisioneros durante la guerra en Viet Nam que en su extremidad compartían con compañeros en otras celdas versículos memorizados, mandándolos en el Código Morse por las paredes. Mi experiencia con la meningitis a los 70 años de edad fue una gran lección para mí. No recordaba casi nada cuando salí del hospital; me costó dos años reactivar “la cinta”, pero con un poco de repaso todos los versículos que había memorizada volvieron a mi memoria activa. Las computadoras pueden perder grandes bloques de datos importantes, pero el corazón lleno de la Biblia mantiene accesibles los versículos. La memorización de las Escrituras es casi la única manera de cumplir algunos mandamientos de Dios como el Salmo 119:11 – “En mi corazón he guardado tus dichos para no pecar contra ti.” Josué 1:8 lo enfatiza: “Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.” Proverbios 7:1-3 habla de lo mismo: “Hijo mío, guarda mis palabras y atesora contigo mis mandamientos y vivirás … átalos a tus dedos y escríbelos en la tabla de tu corazón.” Pasajes grabados en el corazón eran esenciales en aquellos tiempos. Lo son también en nuestros días, quizá por otra razón: ¿qué pasará si llega el día en que los sistemas del Internet estén en un caos tal que se pierde la comunicación, el estudio y el aprendizaje que nos da la computación? Lo que tenemos en el corazón nada nos lo puede quitar. Son pocos los grupos cristianos que ofrecen o enfatizan esta disciplina. Necesitamos buscar y aprender a usar algún programa para atesorar la eterna Palabra de verdad en nuestros corazones. Si no conoces uno, con gusto te mandaré un plan sencillo e instrucciones sobre el arte de la memorización para que puedas experimentar los grandes beneficios de la memorización. Que Dios les motive y capacite para hacer esta buena disciplina. Abrazos, Samuel
ORACIÓN:
Señor, ¡muchas gracias por tu Palabra! Que ella siempre guíe mis pasos e ilumine mi camino y los de mi familia y amigos. Que pueda guardarla en mi corazón ¡ayúdame a memorizarla! Dame tu Gracia para obedecerla y tu valentía para compartirla. Que tu Espíritu Santo me hable por medio de ella y que al leerla pueda conocer Tu Voluntad para mi vida. Que tu Palabra sea un escudo durante la prueba, un refugio seguro en las tentaciones, que tus Promesas alimenten mi fe y motiven el deseo de servirte. En el nombre de Jesús. Amén Queridos Amigos de los Años Dorados: Para nosotros, los de la Tercera Edad, el tiempo es de mucho interés. Para los jóvenes no es así. Creen que van a seguir siempre como están. Nosotros sabemos que no es así, pero a veces se nos olvida. En Eclesiastés 3, Salomón hace sus observaciones sobre el tiempo. Les sugiero que las repasen pronto. El tiempo es un recurso no renovable que Dios nos da. Cuidémoslo y usémoslo sabiamente. Hay un tiempo para todo. Yo quería comentar sobre la relatividad del tiempo desde la perspectiva de las circunstancias. Por ejemplo: ❖ El tiempo pasa rapidísimo para los amantes, los que gozan de buen compañerismo, los que comparten de la Palabra, los que interceden en oración, los que están de buena salud física, mental y espiritual. ❖ El tiempo pasa a la velocidad de tortuga para los amantes separados, los que asisten a reuniones y cultos, pero no participan, los enfermos, los que pasan por pruebas, los que esperan la llegada de un ser querido. Todos tenemos la misma cantidad de tiempo, pero para algunos pasa velozmente y para otros lentamente. Depende de las circunstancias. Cuando yo estaba en el hospital, muy mal, con insomnio y mucho dolor, el tiempo se medía por visitas de enfermeras, doctores, laboratoristas y una que otra interrupción que llegué a anticipar como señales del paso de tiempo. No podía hablar ni leer y poco podía orar por tres días. Los amigos y mi esposa me acompañaban, pero no podía disfrutarlos. El tiempo (3 días) me parecía una eternidad. Pero lo que pasó en ese tiempo era asombroso: tres médicos me atendían para encontrar el problema. El tratamiento fue hecho para que pudiera regresar a casa en sólo tres días. Visto desde la perspectiva de mis amigos y médicos, fue poco tiempo. Pensaba en los tres días que Jesucristo estaba en el lugar de los muertos en Su espíritu mientras Su cuerpo yacía en la tumba. ¿Fue corto el tiempo para Él? ¿O fue largo? Las Escrituras dicen que predicó a los muertos. No fue un tiempo de inactividad ni de “sueño” como enseñan algunas sectas. El ladrón asesino crucificado con Él le acompañó en el Paraíso o Seno de Abraham (Lucas 16:19-31; 23:43). Para Jesús, no creo que fue largo el tiempo entre Su muerte y Su resurrección. Pero para los discípulos, para María y tal vez para Sus enemigos les parecía una eternidad…por su tristeza, las dudas que tenían, los temores que sufrían. Los mismos tres días eran como un soplo para el Señor, pero un largo tiempo para los hombres. Las aplicaciones de estas observaciones para mí son las siguientes: ❖ Cuando las cosas van bien, tengo que disfrutarlas y aprovechar cada cosa buena al máximo, porque sólo Dios sabe por cuánto tiempo voy a tenerlas tan bien. El tiempo vuela en los ratos de bendición y no debo perderlo haciendo cosas que no cuentan para la eternidad (I Chor. 15:58). “Huele las rosas.” ❖ Cuando estoy sufriendo mucho y me parece que así será para siempre, debería de recordar que estos tiempos difíciles son sólo para un ratito y que van a pasar al olvido. También es un tiempo de provecho cuando aprendo a someterme a Su voluntad y abrazar mis pruebas, tomar la cruz cada día, llevar el yugo por ese tiempo que Dios señala (Salmo 27:13,14; 30:5-12). ❖ Cuando estoy en los tiempos “normales”, cuando no hay ni grande exaltación, revelación o bendición, ni grandes pruebas, batallas y sufrimientos, debería aprovechar esos tiempos para sembrar la semilla del Evangelio, poner bien el fundamento de Cristo y edificar con materiales de gran valor. Vendrán días cuando habrá lluvias, cosechas, edificación…y también días de pruebas (Salmo 126:5,6; I Cor. 3:7-15). Tal vez el tiempo presente sea muy diferente para cada uno de nosotros, pero creo que todos estamos en una de las tres circunstancias de arriba. En realidad, todos tenemos exactamente la misma cantidad de tiempo, pero no todos la aprovechamos igualmente. Algunos van a ser como el saltamontes en el verano, disfrutando del buen tiempo. Otros serán como la hormiga atesorando para el invierno. Algunos van a estar quejándose, murmurando y enojados con Dios cuando las cosas van “diferentes” a lo que querían, pedían y esperaban. Algunos estarán aburridos con el tiempo que están pasando y perderán las oportunidades de hacer algo para el Reino de Dios. Cada uno tiene el mismo tiempo pero la actitud de algunos los llevará a ser más que vencedores mientras que la de otros los lleva a esconder su talento o mina y no invertirlos en las cosas eternas. Amigo, sólo tienes un poco de tiempo en realidad. Relativo a la eternidad es un puntito en la línea del tiempo. Lo que haces y lo que no haces es tu decisión. No habrá excusas ante el Tribunal de Cristo (II Cor. 5:9-11). Aprovechemos bien el tiempo porque los días son malos (Ef. 5:16). Vivamos para la eternidad. Abrazos, Samuel
Queridos Amigos de los Años Dorados: En la mayoría de los países de climas de cuatro estaciones, en el otoño se presenta un espectáculo hermoso cuando las hojas de los árboles cambian a un color dorado antes de caerse para el invierno. Nuestras vidas después de los 50 años han sido llamados así “Los Años Dorados”. Creo que esta descripción no es por las cosas físicas sino porque la madurez de todo el carácter alcanza su apogeo de hermosura. O debería de alcanzarla. Mucho depende de nuestra actitud: si es positiva o negativa. Si estoy enojado con Dios porque ya no puedo hacer todo lo que podía hacer en mis “Años Verdes”, por supuesto no me van a gustar los “Años Dorados”. Si en cambio, aprovecho las bendiciones de mi experiencia, de ser abuelo y padre de hijos maduros, de las oportunidades de servir a otros, de más tiempo para orar y llegar a conocer mejor a Dios, etc., voy a ser feliz. Un anciano feliz es una bendición que todos quieren compartir y no faltan invitaciones y oportunidades. Pero si uno es un viejo gruñón infeliz, él hace a los demás tan miserables como él es. Desgraciadamente, hay muchos negativos que creen que es su privilegio incomodar a todos por sus incomodidades de la vejez. No seamos así, amigos. El tiempo es demasiado corto para malgastarlo. Recibimos este pensamiento de unos amigos y pensé que sería una bendición para nuestros amigos de la Tercera Edad. Se llama: Un Viaje en el Tren de la Vida Un día leí un libro que comparaba la vida con un viaje en tren. Una comparación extremadamente interesante cuando es bien interpretada. Interesante, porque nuestra vida es como un viaje en tren, llena de embarques y desembarques, de pequeños accidentes en el camino, de sorpresas agradables, con algunas subidas y bajadas tristes. Cuando nacemos y subimos al tren, encontramos dos personas queridas: nuestros padres. Lamentablemente, ellos en alguna estación se bajarán para no volver a subir más. Quedaremos huérfanos de su cariño, protección y afecto. Pero a pesar de esto, nuestro viaje debe continuar; conoceremos otras interesantes personas durante la larga travesía, subirán nuestros hermanos, amigos y amores. Muchos de ellos sólo realizarán un corto paseo, otros estarán siempre a nuestro lado compartiendo alegrías y tristezas. En el tren también viajaran personas que andarán de vagón en vagón para ayudar a quien lo necesite. Muchos se bajarán y dejarán recuerdos imborrables. Otros en cambio viajarán ocupando asientos, sin que nadie perciba que están allí sentados. Es curioso ver como algunos pasajeros a los que queremos, prefieren sentarse alejados de nosotros, en otros vagones. Eso nos obliga a realizar el viaje separados de ellos. Pero eso no nos impedirá, con alguna dificultad, acercarnos a ellos. Lo difícil es aceptar que a pesar de estar cerca…no podremos sentarnos juntos, pues muchas veces otras son las personas que los acompañan. Este viaje es así, lleno de atropellos, sueños, fantasías, esperas, llegadas y partidas. Sabemos que este tren sólo realiza un viaje: el de ida. Tratemos, entonces, de viajar lo mejor posible, intentando tener una buena relación con todos los pasajeros, procurando lo mejor de cada uno de ellos, recordando siempre que, en algún momento del viaje, alguien puede perder sus fuerzas y deberemos entender eso. A nosotros también nos ocurrirá lo mismo, seguramente. Alguien nos entenderá y ayudará en ese momento. El gran misterio de este viaje es que no sabemos en cual estación nos tocará descender. Pienso: cuando tenga que bajarme del tren, ¿ sentiré añoranzas? Mi respuesta es SI; dejar a mis hijos viajando solos será muy triste. Separarme de los amores de mi vida será doloroso. Pero tengo la esperanza de que en algún momento nos volveremos a encontrar en la estación principal y tendré la emoción de verlos llegar con mucha más experiencia de la que tenían al iniciar el viaje. Seré feliz al pensar que en algo pude colaborar para que ellos hayan crecido como buenas personas. Ahora, en este momento, el tren disminuye la velocidad para que suban y bajen personas. Mi emoción aumenta a medida que el tren va parando...¿Quién subirá?, ¿Quién será? Me gustaría que pensaras que, desembarcar del tren, no es sólo una representación de la muerte o el término de una historia que dos personas construyeron y que por motivos íntimos dejaron desmoronar. Estoy feliz de ver como ciertas personas, como nosotros, tienen la capacidad de reconstruir para volver a empezar, eso es señal de lucha y garra y saber vivir es poder obtener lo mejor de todos los pasajeros. AGRADEZCO porque estemos realizando este viaje juntos y a pesar de que nuestros asientos no estén juntos, con seguridad el vagón es el mismo. Ahora poca gente viaja en tren pero en nuestros años ir en tren daba un viaja más seguro y cómodo, especialmente para las distancias largas. Podemos entender la moraleja de esta historia mucho mejor que los jóvenes de hoy. Espero que sea muy clara la idea del gozo que deberíamos estar experimentando del viaje en tren. Creo que hay una moraleja que deberíamos enfatizar. Como en un viaje de tren, es importante en la vida escoger bien el destino que deseamos. No me refiero a la muerte física, que es común a todos los humanos. Hay dos destinos para cada humano: con Dios por la gracia en Cristo, o separados de Dios por la incredulidad. No sería justo darles esta reflexión sobre la vida como un viaje en tren sin aclarar esta verdad. Amigos, las Buenas Noticias son: Dios nos ama tanto que envió a Su Hijo para morir por nuestros pecados y así pagar nuestra deuda horrenda; que resucitó para darnos la vida eterna; que ahora está a la Diestra del Padre intercediendo para nosotros; y que volverá como Rey Vencedor para traer el Reino de Dios a este mundo. Sólo tenemos que creer en El para experimentar la vida nueva y vivir en justicia, amor y paz mientras vamos por nuestro viaje. Pero también hay unas Malas Noticias: que los que rechazan este Plan Eterno de Salvación y tratan de salvarse por algún otro plan están destinados para la eterna separación de Dios. Estos dos mensajes demandan una decisión de parte de cada uno de nosotros. Estamos seguros que todos quieren estar con Dios. Si nunca has tomado esta decisión, ahora es un buen momento para hacerlo. Abrazos, Samuel
Queridos Amigos de la Tercera Juventud: ¡Cómo vuela el tiempo! A nuestra edad nos parece que los días tienen menos horas, las semanas menos días y en fin no tenemos tanto tiempo como antes. Pero esto no es excusa para no escribirles como había prometido. Ya me llamaron la atención y me jalaron las orejas. Así que voy a aventarles unos pensamientos. He aquí una historia muy bonita para nosotros, escrita por un granjero de nuestra edad: El Viejo Granero Un desconocido pasó por mi casa el otro día con una oferta que me hizo pensar mucho. Quería comprar el viejo granero que está en mi propiedad cerca del camino público. Yo le dije que estaba loco. Era una persona de las ciudades grandes, se veía de su ropa, su coche, sus modos y su manera de hablar. Me dijo que pasaba por allí y vio ese hermoso granero viejo y quería saber si estaba a la venta. Le dije que él tenía una rara idea de “hermosura”. Claro, en su tiempo era un granero bonito. Pero con el paso de los años, el sol, la nieve, los vientos y las lluvias hicieron su efecto con la pintura y ahora todo está color gris plateado. Se ve cansado. Se inclina bastante. Sin embargo, ese hombre pensaba que era hermoso. Eso me hizo pensar. Salí al campo para verlo de nuevo. El forastero dijo que está construyendo una casa un poco más lejos de mi granja y quería usar la madera de ese viejo granero para las paredes del cuarto familiar porque nadie podría darle una pintura tan hermosa. Pensé, sólo años de vida con climas extremosos pueden producir ese color de granero viejo. Me di cuenta de que tú y yo somos así también. Con el paso de los años y los problemas nos tornamos canosos y un poco inclinados. Pero el Buen Señor sabe lo que hace. Él está usando todas las experiencias difíciles para hermosear nuestra alma. Nada más podría producir eso. Sin embargo, algunos se quejan del proceso y añoran una vida más cómoda. Es una historia muy linda, ¿verdad? También me hizo reflexionar sobre mi vida. ¿Estoy “hermoso” para Dios? ¿Querrá usarme para adornar algún rincón de Su casa? Solamente si tengo la hermosura de Jesucristo en mi corazón puedo ser de alguna hermosura para el Padre. De Él el Padre pudo decir: “Este es Mi Hijo Amado en Quien me he complacido” (Mateo 3:17). Si Cristo vive en mi corazón por la fe, soy una nueva criatura: “…las cosas viejas pasaron y todas son hechas nuevas” (I Corintios 5:17). Tengo la hermosura, la gloria, la justicia, la santidad y la bondad de Jesús como la Luz de la vida. No veo yo esa hermosura, pero Dios la ve y se complace. Cuando Cristo Jesús vive en uno, las situaciones difíciles no arruinan la vida. La mejoran. Pablo dijo: “…nos gloriamos en las tribulaciones porque las tribulaciones producen paciencia y la paciencia, carácter probado…” (Romanos 5:3,4). Es por la gracia de Dios que somos salvos, guardados y perfeccionados en esta vida para servirle ahora mientras vivimos aquí y algún día allá en Su casa también. Esta historia nos debe servir para animarnos a aguantar las tormentas, los solazos, los vientos y los fríos de nuestra vida con la esperanza de que “para los que aman a Dios, todas las cosas cooperan para bien, esto es, para los que son llamados conforme a Su propósito” (Romanos 8.28). ¿Amamos a Dios? ¿Somos llamados conforme a Su propósito? Si hemos recibido a Jesucristo, creyendo en El solamente para nuestra salvación, podemos estar seguros en Su amor. Espero que ésta les encuentre a todos bien en sus espíritus aunque sus “graneros” se van envejeciendo. Me gustaría que todos pidieran al Señor sabiduría para saber si debiéramos organizar o no otro retiro para la gente de la Tercera Juventud. Que Dios nos guíe en esto. Que el Señor les bendiga y guarde en Su gran amor. Abrazos, Samuel
|